Vélez: el gran perdedor en el exterior con la consulta anticorrupción


¡No la votaré! ¡No la votaré! Así se estrenó el recién electo representante a la Cámara por los colombianos en el Exterior, Juan David Vélez (Centro Democrático), cuando espetó mediante un video que no votaría la consulta anticorrupción que se adelantó durante una semana en consulados y embajadas colombianas en el mundo.

El representante Vélez comenzó su labor legislativa como elefante en cacharrería, haciendo ruido, arrollando con cada paso y vociferando rabia. En un trino le recomendé que dejara de esparcir cizaña y se concentrara en la solución de los problemas de la migración colombiana, pero como un mamut, su aplastante respuesta fue bloquear y eliminar de sus redes sociales comentarios diferentes a su forma de pensar. Es libre de hacerlo, pero como parlamentario deja mucho que desear su aversión al diálogo.

Finalizada la jornada anticorrupción, el representante Vélez se inauguró como el gran perdedor en el exterior porque su mensaje personal de rechazo a la consulta lo convirtió en un mal ejemplo para la democracia, reprimiendo la participación de los colombianos en el exterior en las consultas ciudadanas. Invocar la abstención ante un tema tan importante, fue como tener un nutricionista que le enseñó malos hábitos alimenticios a sus pacientes.

Vélez dio un paso en falso enfrentando a su propio presidente que sí respaldó la consulta anticorrupción. A Vélez se le olvidó que antes de ser representante nadie lo conocía y gracias a la consulta interpartidista que ganó Duque llegó al Congreso. Los que votaron por Duque terminaron votando por la lista cerrada del Centro Democrático a la Cámara por los colombianos en el exterior. Así llegó Vélez, de carambola.

Vélez cree representar a los colombianos en el exterior, pero la comunidad colombiana en el exterior no lo reconoce como tal. Goza de representación política, pero carece de representación social, situando a la migración colombiana al borde de una crisis de representación.

Vélez se manifiesta como el representante y portavoz del Senador Álvaro Uribe olvidando por completo para qué fue electo e ignorando con rigor las soluciones a los problemas de los colombianos en el exterior. Es como si desconociera su cargo o no supiera por dónde empezar.

Vélez le lleva la contraria a la ciudadanía migrante que pide a gritos un cambio en materia de lucha anticorrupción. No sabemos si como congresista será capaz de desechar la voluntad de casi doce millones de colombianos que están hastiados de la corrupción. No tenemos idea que hará en el Congreso con la voz y mandato de 93 mil colombianos en el exterior que votaron Sí a la consulta y que él de forma radical no da muestras para representar.

Vélez tiene que resolver muy pronto el dilema de representarse así mismo o de representar el mandato de la comunidad colombiana en el exterior que votó Sí a la transparencia y No a la corrupción. Se trata del triple de la votación que sacó la lista cerrada del Centro Democrático con la cual quedó electo. Eso no lo puede desconocer. El problema de los políticos como Vélez, es que se consideran la voz de los que no tienen voz, pero en el fondo es su propia voz la que representan.

Con más de un mes de posesionado, no se ha dado cuenta que ya finalizó la campaña electoral y que es insuficiente ser el pregonero de la mano dura y el corazón grande, porque, aunque él no se lo crea, hoy en día es el representante en el Congreso de “todo el conjunto de la población colombiana en el exterior”.



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