Urgen mesas humanitarias ante la desprotección de la nueva oleada migratoria colombiana


Pie de foto: El Representante por los colombianos en el exterior durante sus “Encuentros con Colombia” en Madrid el 28 de junio pasado


Colombia tiene un gran reto humanitario, el desplazamiento forzado de miles de colombianos que se está presentando hacia el exterior, reflejado en el incremento exponencial de peticiones de asilo, por el fenómeno de rebrote de la violencia con asesinatos de líderes sociales. Muchos connacionales, incluyendo víctimas del conflicto, se han visto obligados a buscar asilo en el exterior por la situación de inseguridad que vive el país y el temor a que empeore.

En el exterior y en países como España, Colombia ocupa el segundo puesto como lugar de procedencia de solicitantes de asilo, después de Venezuela. En los últimos años el incremento de solicitudes de asilo ha sido considerable en Europa y países más desarrollados. En el caso de España se ha evidenciado colapso. De 2014 a 2018, las peticiones de asilo se multiplicaron por 10: pasando de 6.000 a más de 60.000.

Pese a este incremento, se disminuyó el personal que atendía estas solicitudes, dado que se despidieron 94 interinos. Se pasó en diciembre de 2018 de 128 empleados a 34. Si bien en 2019 se ha recuperado parte del personal, éste sigue insuficiente. Las consecuencias es que muchas solicitudes no alcanzan a grabarse en el sistema, por lo que los refugiados oficialmente no existen. Las citas previas tardan cuatro meses de media, cuando la mayoría son casos urgentes por problemas humanitarios.

Después se procedió a dejar de dar citas en previsión del colapso absoluto y luego se retomó, existiendo una gran congestión acumulada. Las entrevistas y peticiones se derivan a la policía, aunque no es competencia suya. Los instructores no tienen manera de acceder a los expedientes porque en el archivo donde se guardan los datos, no hay personal suficiente. Una gran parte de las peticiones se resuelven favorablemente por silencio administrativo, sin haber sabido realmente si la persona reúne los requisitos o no.

Ante esta nueva oleada migratoria colombiana, los consulados y las asociaciones de migrantes, como es normal, siguen derivando a la diáspora a entidades locales para su asesoría jurídica y acompañamiento social. Desafortunadamente los gobiernos locales y nacionales por la presión xenofóbica de partidos y movimientos antinmigración se han visto obligados a reducir los presupuestos para migrantes en riesgo.

«Desafortunadamente los gobiernos locales y nacionales por la presión xenofóbica de partidos y movimientos antinmigración se han visto obligados a reducir los presupuestos para migrantes en riesgo»

Con el fin de que la xenofobia no se incremente aún más, ONGDS como la Cruz Roja, CEAR, etc. realizan campañas de sensibilización explicando el aporte de los migrantes al ocuparse en empleos desechados por los residentes. Con ello, incrementan las cotizaciones a la seguridad social, lo que permite pagar las pensiones de una población que requiere de la migración para renovarse. Esta labor contrarresta la información falsa sobre la migración que la muestra como una carga social y generadora de inseguridad.

El proceso de sensibilización sobre la importancia de un colectivo sus derechos y promocionar su inclusión se denomina Diplomacia Humanitaria. Técnicamente, la Diplomacia Humanitaria se entiende como el conjunto de actividades que llevan a cabo entidades con el fin de obtener por parte de actores públicos, privados y sociales el apoyo en desarrollo humano a colectivos específicos como los migrantes.

De esta forma realizan actividades en tres ejes principales; actividades de representación y networking, actividades de negociación & compromiso y actividades de promoción o incidencia político-humanitaria dentro de las cuales destacan la promoción al respeto de los derechos humanos del respectivo colectivo. Los Fundamentos jurídicos y técnicos de la diplomacia humanitaria, se puede asumir como vinculante a las funciones de las misiones diplomáticas y consulares que aparecen descritas en la convención de Viena. Esta convención impulsa el deber de protección de los intereses de los migrantes.

En el caso de la diáspora, la protección es necesaria porque los migrantes tienen mayor riesgo de exclusión para el acceso a derechos económicos sociales y culturales en el país de destino. Se reconoce como riesgos que su red familiar y social de información – acompañamiento es menor. Igualmente existen barreras idiomáticas, culturales y un ambiente a veces xenofóbico que genera su exclusión.

Esto debe motivar a que las embajadas y consulados promuevan espacios de cooperación como mesas humanitarias donde sociedad civil, entidades locales y nacionales relacionadas cooperen para empoderar la inclusión de la diáspora. En esa vía faciliten a través de estas mesas, la información y formación de la diáspora para acceder más fácil a sus derechos económicos sociales y culturales.

El resultado es que la mesa es un puente para que los migrantes conozcan:  Los programas que les benefician, realicen diagnósticos de problemas, impulsen proyectos resolutivos que mejoren su situación y hagan redes de cooperación con Colombia. Este es el reto para nuestras embajadas en el exterior, reconocer la necesidad de incorporar la diplomacia humanitaria en favor de los colombianos.

Columnista Julian Castrillon en escolombia

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