Pie de foto: Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno de España y Secretario General del PSOE, votando el 28 de abril de 2019
El pasado 28 de abril de 2019, se realizaron las elecciones generales en España, contando con una participación de 75,75% de votantes, alrededor de 26.361.051 personas que ejercieron su derecho al voto. Esta cifra es bastante considerable, comparada con las altas cifras de abstencionismo con las que cuentan otras democracias a nivel mundial.
Como ciudadanos tenemos la potestad para elegir, y debemos hacerlo bien. La cultura política en América Latina –incluida Colombia-, siempre ha estado marcada por temas tales como alto grado de abstencionismo, corrupción, compra de votos e irregularidad en el sistema electoral. Para Platón los pilares de la política debían estar sustentados en la Ética, la Honestidad y la Virtud. En ese sentido los ciudadanos con unos principios éticos bien fundamentados eran los más aptos para gobernar. Pero ¿qué hay de quienes eligen a quienes los representan?
Quienes elegimos, tenemos igual o aún más grande la responsabilidad como actores participes en la construcción de la sociedad en el lapso de la historia que nos tocó vivir. Debemos tomar decisiones sabias a la hora de acudir a las urnas para que otros no decidan por nosotros. Es por ello, que de manera consciente e interiorizada el ejercicio del voto constituye un deber y una responsabilidad frente a la construcción de la realidad social y de la historia de la humanidad.
La política entendida como “el arte de gobernar los pueblos”, debe ser el mayor instrumento de servicio para el beneficio de las comunidades. No obstante, situaciones como las que atraviesa Venezuela, dan cuenta de una política deficientemente ejecutada, donde priman los valores económicos antes que los humanos.
La mala praxis en este arte -el de gobernar los pueblos-, puede traer consecuencias tan nefastas tales como la migración y el éxodo de más de 4 millones de personas desplazadas en condiciones infrahumanas, impulsadas por un 82% de nivel de pobreza, un nivel de inflación del 2.600% en 2017, y el desabastecimiento de alimentos, productos básicos y medicinas en un 78% de escasez de medicamentos en hospitales, (según la organización Médicos por la salud). A ello sumado el ser catalogado como el segundo país más violento del mundo con 26.616 muertes violentas, de ellos 5.335 a manos de la policía y otros cuerpos de seguridad. El hecho de vivir en sociedad nos convierte automáticamente en sujetos políticos –sea cual sea la ideología que se practique-. Es por ello que debemos recordar que en todas las elecciones que realizamos a diario tenemos esa responsabilidad: la de saber elegir. Como individuos que pertenecemos a la sociedad debemos ser conscientes que de nuestras elecciones y decisiones dependen las consecuencias que afectan a otros. De las decisiones que tomemos hoy se construye el futuro en el que viviremos mañana.