El Parque del Retiro de Madrid, reunió el pasado 26 de julio a cerca de 200 personas que se sumaron a otras 30 ciudades a nivel mundial, para rechazar el exterminio sistemático de los líderes sociales en Colombia. Con consignas como “La vida es sagrada, la vida se respeta”, “ni uno más” y en defensa de la paz, los manifestantes rechazaron todo acto de violencia que atente contra la vida y la libertad. Las alarmantes cifras superan los 700 muertos entre líderes sociales y defensores de los derechos humanos, contados campesinos, indígenas y más de 130 excombatientes, desde que se firmó la paz con las Farc.
Cauca sigue siendo el departamento más afectado, seguido de Antioquia, Nariño, Norte de Santander, Caquetá y Putumayo.
Según Human Rights Watch, el gobierno colombiano adorna las cifras de líderes asesinados al querer bajarle el tono a esta crisis jugando con las cifras. Desde Colombia, el Defensor del Pueblo, Carlos Negret afirmó durante la instalación del Plan de Acción Oportuna de Prevención y Protección para los Defensores de DD.HH., Líderes Sociales, Comunales y Periodistas (PAO), que “Sobre la sangre de los líderes sociales asesinados no pueden hacer política”.