En 1999, la ONU adoptó la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz, subrayando que la paz no solo es la ausencia de conflictos, sino también un proceso positivo, dinámico y participativo que promueve el diálogo y la cooperación mutua.
El origen de la cultura de paz se remonta al Congreso Internacional de julio de 1989 denominado: «La Paz en la Mente de los Hombres» celebrado en Yamoussoukro (Costa de Marfil), donde la UNESCO, expuso por primera vez este concepto, que representa una nueva visión de la paz.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la ciencia y la cultura, “UNESCO”, la cultura de paz “se basa en la idea de que la paz no es simplemente la ausencia de conflicto armado, sino un estado positivo en el cual se promueve la justicia, la igualdad, el respeto mutuo y la cooperación.
La cultura de paz se manifiesta en diferentes niveles: desde las relaciones personales y familiares hasta las interacciones a nivel internacional. Implica la resolución pacífica de conflictos, el respeto a los derechos humanos, la inclusión social y la promoción de la educación y la comprensión intercultural”.
Cultura de paz es la promoción de valores de tolerancia en ámbitos como la familia, el trabajo, la comunidad y con el medio ambiente.
Colombianidad migrante
Un colectivo que está aportando a la cultura de paz, es la colombianidad migrante y las víctimas del conflicto armado colombiano, quienes con liderazgo, en los diferentes países del mundo, prestan servicios donde viven, de manera individual y con las asociaciones donde participan. El conflicto armado en Colombia durante décadas ha generado desplazamiento forzado de connacionales, existiendo miles de víctimas registradas en el exterior, quienes han tenido que asumir y superar hechos victimizantes para poder realizar su emprendimiento transnacional.
Esto lo han conseguido enfrentando procesos de adaptación en un nuevo entorno y a la vez superando el luto que ha significado algunas perdidas asumidas en Colombia como: desplazamiento forzado, perdida de actividad económica y posibles pérdidas de seres queridos. Se puede afirmar que, en general, las víctimas y los migrantes colombianos, con los aprendizajes de resiliencia obtenidos (antes y durante su experiencia migratoria), se han convertido en multiplicadores y mentores de cultura de paz, con base en los conceptos de educación y cultura de paz de la UNESCO.
El reto de enfrentar la cultura de odio contra la migración y la diversidad
Es importante que la migración y la colombianidad en particular, se formen en neuroliderazgo para que puedan identificar y ayudar a superar las creencias y programaciones negativas mentales que se están proyectando contra el colectivo y la diversidad. La diáspora está siendo víctima de mensajes que buscan distorsionar el importante papel que están cumpliendo en las sociedades donde viven, relacionado migración con: delincuencia, prostitución, carga a la seguridad social, afectación a la cultura local, etc.
Estas expresiones de odio se han difundido por grupos xenófobos y se han plasmado en campañas políticas para obtener réditos electorales. Algunos partidos usando herramientas de neuro política y buscando votos reactivos se han convertido en parlantes de discursos de odio estigmatizando negativamente los derechos de la migración.
Corrientes xenófobas
Por eso, está ocurriendo algo impensable que, en países desarrollados con una historia migratoria hacia América, África, etc. se están creando corrientes xenófobas. Se observa entonces que se está creando un conflicto con la pervivencia y comprensión de la migración, en vez de una cultura de paz e integración hacia el mismo y sus aportes desde la diversidad.
En general se requiere formar a la diáspora para que puede ayudar a enfrentar el daño que hacen las redes sociales y medios de comunicación, cuando son reproductores de mensajes de intolerancia, que estimulan sesgos cognitivos (interpretación errónea de la realidad), creencias sociales equivocadas y fobias contra la migración, la diversidad, el reconocimiento de la violencia machista, la desigualdad, protección del medio ambiente y la pobreza.
Que la conmemoración cada año del Día Internacional de la Paz, aprobado desde el 30 de noviembre de 1981 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, sirva para contrastar avances en esto ámbitos.
Movimientos por una cultura de paz
En octubre de 2006, el movimiento por una cultura de la paz incluía aproximadamente 700 organizaciones, que participaron en un informe sobre los avances en dicha cultura en el año 2005. Dicho informe fue inscrito en la Resolución A/60/3, adoptada por la Asamblea general de la ONU en 2005, fue reconocido específicamente por Bangladés, la Unión Europea, Catar, las Islas Fiyi y Tailandia. Se espera que a los 25 años de la cultura de paz se fortalezca el movimiento mundial.
Pie de foto: Luis Gilberto Murillo, Canciller de Colombia y Mireia Villar Forner, Coordinadora Residente de las Naciones Unidas en Colombia, durante la ceremonia de firma del Marco de Cooperación para el Desarrollo Sostenible 2024-2027. Foto: © CINU Bogotá / José Ríos