El nuevo Congreso de Colombia, por primera vez, tuvo entre sus miembros 16 representantes de las víctimas del conflicto armado. Las mismas provenían de las regiones que más fueron azotadas por la violencia. Debe destacarse que la existencia de curules de víctimas en la Cámara de Representantes materializó el cumplimiento de uno de los puntos del acuerdo de paz de 2016: Facilitar la participación política de las personas más afectadas por la guerra.
El proceso de elección de estos representantes tuvo muchos problemas, porque se enfrentaron a la amenaza de que clanes partidistas se apropiaran de dichas curules. De hecho, algunas candidaturas fueron apoyadas por las maquinarias políticas logrando ser elegidas. Sin embargo, esto no ha causado que se conviertan en escaños cooptados por los partidos tradicionales dentro del Congreso.
Precisamente, con el fin de evitarlo, en su primer periodo, los representantes de las víctimas se han posicionado como una bancada de paz, siguiendo el propósito de llevar las voces de las víctimas del conflicto armado en Colombia. El reto en el segundo período será consolidar ese bloque. Máxime, cuando el Gobierno se quedó sin coalición y las elecciones regionales próximas podrían cambiar la dinámica del Congreso.
Victimización existente
Los representantes de las circunscripciones especiales de paz, desde la instalación del Congreso el 20 de julio de 2022, buscaron sensibilizar a todo el país sobre las víctimas, llevando fotos de líderes, lideresas, campesinos, indígenas y defensores de derechos humanos que habían sido asesinados en el gobierno del presidente Iván Duque.
Tomaron esta decisión porque era la última vez que podrían denunciar ante el presidente saliente, la situación de victimización existente. Se buscaba que mientras diera su discurso, viera las fotos de los cientos de colombianos asesinados. De otro lado, se convertía en una oportunidad para que los nuevos legisladores, se comprometieran en mejorar la situación de seguridad de los líderes sociales y de los territorios.
La primera legislatura exigió que los 16 congresistas tuvieran que pasar de su liderazgo en las regiones a enfrentarse a un entorno desconocido como el Congreso. En tal sentido debieron asumir una intensa formación sobre el funcionamiento del Congreso, fundamentado en la ley 5 de 1992, que concreta el reglamento de esta corporación.
Bancada de paz
El siguiente paso fue definir su rol en el Congreso en medio de tantas colectividades, por lo que, como se ha mencionado, se erigieron como una bancada de paz. Tenían claro que, no siendo un partido político, debían actuar en unidad para proyectarse como una fuerza comprometida con la paz.
En esa dirección, en mayo le comunicaron al Congreso de la República: “La voluntad de integrar nuestras representaciones en una sola bancada para actuar de manera conjunta como la cuarta fuerza política en la Cámara de Representantes”. Tal planteamiento lo realizó, Diógenes Quintero, representante por la circunscripción de Catatumbo y actual presidente de esa bancada.
La acción anterior ha servido para visibilizarse, porque siendo el 8 % del Congreso se están mostrando unificados como curules de paz, apoyando la política de paz total del gobierno, en medio de la polarización existente.
Equilibrio de fuerzas
En general, han logrado posibilitar el fortalecimiento de la coalición del gobierno para mover los proyectos de ésta y los suyos propios. Los representantes han tenido como objetivo denunciar al mundo político y la sociedad en general, sobre las realidades de sus zonas.
El balance del primer año fue positivo, por el cambio de Gobierno y dado que el equilibrio de fuerzas en el Congreso estaba a su favor, en sintonía con el Acuerdo de Paz.
El programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, ha apoyado con asistencia técnica a estos representantes. Sus expertos han valorado que este primer año ha sido importante porque las víctimas como grupo heterogéneo han salido adelante sin tener una práctica previa en el ejercicio parlamentario.
A pesar de ello, han interactuado con bancadas de partidos con una estructura más consolidada. Han arribado al Congreso en un momento peculiar, porque era el primer año de un nuevo Gobierno, con una nueva orientación política y trabajo, con una serie de reformas que hicieron mover al Congreso.
Oportunidad de afianzarse
El PNUD cree que allí, las curules de paz tuvieron en este período la oportunidad de afianzarse y de poder ser escuchadas con una voz propia. Debe valorarse que ningún acuerdo de paz en el mundo ha tenido este tipo de representación.
No hay ningún antecedente como este en otro proceso de paz, porque en la mayoría esa representatividad política la obtiene el sector beligerante, tras la firma del acuerdo, aquí se dio otro espacio para las víctimas es una cuestión histórica.
Otro organismo internacional que reconoce el importante papel de esta bancada por la paz, es la ONU. En concreto, dentro de los diferentes informes trimestrales que hace la Misión de Verificación de la ONU, sobre la implementación del Acuerdo de Paz de 2016, se ha mostrado la elección de las curules de paz, como un avance en la participación democrática, con un énfasis especial en que su trabajo legislativo, ha ayudado a impulsar y acelerar esa implementación.