Las vicisitudes a las que han estado enfrentadas las lideresas en el departamento de Chocó no distan de las complejidades en las que han estado las mujeres alrededor del mundo por cuenta de la pandemia por el Covid-19: más trabajo de cuidado y mayor desempleo. Sin embargo, hay quienes a pesar de ello vieron en la pandemia una oportunidad para extender sus redes de apoyo y liderazgo para ayudar a otras mujeres que han requerido ayuda humanitaria por cuenta de la emergencia sanitaria mundial.
Es así como a través del proyecto de ONU Mujeres: ‘Lideresas y defensoras chocoanas: cartógrafas y agentes humanitarias’, 30 lideresas y defensoras de derechos humanos de Istmina y Quibdó, en Chocó, organizaron sus redes de trabajo para realizar la entrega de ayuda humanitaria a 1.670 mujeres en los municipios de Quibdó, Medio Atrato, Cértegui, Istmina y Medio Baudó. Esta ayuda humanitaria busca …. (qué se esperaba con la ayuda).
Gracias a este proyecto, las lideresas, además, lograron mapearan los riesgos humanitarios de la zona que habitan, identificar y caracterizar a las mujeres más afectadas por el Covid-19 y la ola invernal del 2020 y conocer las herramientas para incidir en los Planes de Desarrollo Territorial, la iniciativa fue posible gracias al apoyo de la Embajada de Suiza a través de Ayuda Humanitaria y Desarrollo, Cosude. La iniciativa puso de relieve el trabajo desde el liderazgo y la agencia de las mujeres chocoanas como protagonistas de la respuesta a la pandemia y a desastres naturales. Fueron ellas las encargadas de identificar las necesidades de sus comunidades y, con el apoyo de ONU Mujeres, se movilizaron para la distribución de dicha ayuda humanitaria.
“Este proyecto nos ayudó a afianzarnos en nuestro territorio”: Yenny Palacios
“Hacer parte de este proyecto fue muy significativo porque pude hacer incidencia en 13 comunidades del Chocó. Además, me ayudó a ser una mejor lideresa y por lo tanto una mejor persona. Nunca me había pasado tan fuertemente que me pudiera poner en el lugar de otra persona, y eso me pasó en este espacio. De esta manera logré acercarme más a las comunidades del departamento y articularme con otros y otras lideresas. Eso es lo mejor que me quedó de mi participación.
Durante el año pasado gracias a este proyecto logramos movilizamos en pro de las compañeras más necesitadas de nuestras comunidades para entregarles los kits de bioseguridad. Esto fue algo muy bonito porque fue el vivo ejemplo de que cuando nos juntamos todas, somos más fuertes y logramos cosas maravillosas. No puedo negar que este ejercicio me brindó la inmensa posibilidad de tener reconocimiento por mi quehacer en otros espacios que jamás me imaginé llegar por mis propios medios.
ONU Mujeres ha sido un apoyo fundamental para nuestro quehacer en Chocó como defensoras porque nos abrió las puertas, por ejemplo, de la mesa de mujeres, paz y seguridad. Nunca una organización había vuelto a mirar a las mujeres del Chocó de esa manera. Eso finalmente se ha visto reflejado en nuestro afianzamiento en el territorio como defensoras de derechos humanos.
Cada día que me levanto me anima seguir aportando con mis conocimientos a las mujeres, avanzar en nuestra garantía de derechos. A través de mi labor sueño con desmontar los estereotipos de género en mi comunidad. A raíz de este propósito, nació la idea de conformar el equipo de mujeres de la Comisión de Género del Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina Integral del Atrato, Cocomacia, de las cual hago parte.
Desde este espacio hemos avanzado en la lucha por nuestros derechos. Nuestras compañeras han tomado consciencia de cuán importante es ejercer el liderazgo y ser inspiración para otras mujeres que creen, por ejemplo, que en las organizaciones a las que pertenecen solo tienen cabida en lo logístico y no en la toma de decisiones. Más leyes para avanzar hacia la igualdad es lo que requerimos, pero la raíz de eso es abandonar el pensamiento machista que impera entre todos y todas”.
“Este proyecto significó una especie de oxígeno para las lideresas del Chocó”: Rosa Ruiz
“Vivo en Istmina, Chocó, y soy lideresa desde 1992. Desde siempre me he interesado en el tema de mujer. La defensa por los derechos de nosotras, especialmente aquí en el territorio, no ha sido nada fácil, y ahora en pandemia todo se ha complejizado. El proyecto de Cosude nos benefició porque nos permitió llegar a compañeras con ayuda humanitaria. Fue como una oportunidad para que todo eso que siempre hablamos, de ayudar a las otras compañeras, fuera una realidad.
Estos espacios como el de Cosude han sido para mí como un despertar constante, especialmente porque soy una mujer con un pasado de violencia. Han sido la oportunidad para conocer mis derechos y el de otras compañeras. La entrega de los kits fue maravillosa porque este proyecto fue como un tanque de oxígeno que nos permitió fortalecer los lazos con mujeres de otras comunidades del Chocó. Y eso fue posible gracias a ONU Mujeres.
Mi deseo como lideresa es que haya más mujeres ejerciendo mi labor. Somos el centro de nuestras familias y comunidades. Si hay mujeres lideresas hay progreso en nuestra comunidad. A las mujeres que sueñan con ser lideresas, les aconsejo mucha prudencia. Ser transparente en sus actividades. Tener mucha paciencia y ser persistentes. Es la única manera de lograrlo y que podamos alcanzar un mundo mejor para todas nosotras”.
Crédito: ONU Mujeres
