A raíz de la consulta anticorrupción celebrada en Colombia, quisiéramos plantear algunas ideas que alientan a luchar contra este gran flagelo que carcome al país, a sus instituciones y a su gente. Lo ocurrido en las urnas fue maravilloso, una lucha del pueblo soberano en la masiva movilización democrática; el triunfo es de ellos, no podemos caer en eufemismos y fanatismos para personificar los excelentes resultados. Éste fue un mensaje contundente de la Colombia indignada que rechaza la corrupción en todas sus formas.
Lo curioso es que la corrupción siempre ha estado presente en la vida republicana de la Nación, lo que ocurre es que el flagelo de la guerra y otras preocupaciones concentraron los esfuerzos de los gobiernos y fueron oportunidades aprovechadas por muchos para lucrarse y hacer de la corrupción una forma de “éxito personal”, pero corrupción siempre ha existido, recordemos al ilustre hijo de Belén (Boyacá) Pedro Pascasio Martínez, cuando en un acto de corrupción el General José María Barreiro trató de sobornarlo para poder escapar, o, como sacar de la mente de los colombianos las célebres frases de ex presidentes de la república que decían que, “la corrupción había que reducirla a sus justas proporciones”.
Bueno, en fin, muchos sucesos que denotan que la corrupción es un mal que está presente no sólo en el sector público (es uno de los focos más grandes, pero no el único). La corrupción privada también es una cuestión muy grave, pensemos en el ciudadano de a pie que, bajo una cultura fácil de hacer las cosas, y bajo una visión “vivo vive del bobo” comete a diario actos de corrupción, para estas formas “cotidianas” de corrupción también hay que diseñar medidas efectivas.
La consulta popular anticorrupción nos deja cinco lecciones muy claras:
1- La lucha anticorrupción no es una política partidista de unos pocos, en todos los partidos hay corrupción lógicamente en unos con un grado más alto de intensidad. No puede caerse en el yerro de adjudicar o personificar o convertirlo en el trampolín político de algunos, es el pueblo libre y soberano que expresó un mandato claro y contundente en las urnas: no más corrupción.
2- La clase política del país tiene que cambiar radicalmente, no puede seguir siendo ciega ante la realidad e incapaz de solucionar los problemas básicos que aquejan a la sociedad
3- El país requiere una modernización de su aparato burocrático. No es posible que sigamos en materia de función pública sin una carrera administrativa sólida en todos los estamentos del Estado, por la falta de esta es que tenemos innumerables cargos administrativos que se prestan para el clientelismo y el amiguismo.
4- Las medidas legislativas que se adopten para luchar contra este flagelo requieren un componente pedagógico que inicie desde los colegios. Y lógicamente, un componente correctivo que impone un mandato a todas las ramas del Poder Público (Ejecutiva, Legislativa y Judicial) y entes de control (Procuraduría General de la Nación, Fiscalía General de la Nación y Contraloría General de la República) a luchar contra la corrupción en el ámbito de sus competencias y funciones.
5- Todos los sectores administrativos (24 sectores, en total) son permeables por la corrupción tanto pública como privada, es un problema estructural y transversal. No puede endilgarse que la corrupción esté en los altos cargos del nivel central, en el nivel territorial también hay corrupción; es un tema que requiere repensar muchos asuntos de la organización administrativa y los mecanismos de coordinación entre el nivel territorial y el nivel central.
Ojalá los actores de la mesa de diálogo anticorrupción no se apresuren a tomar medidas legislativas para cumplir de forma oportuna el mandato del pueblo colombiano, que resulten ineficaces y sean escenarios simbólicos alejados de la realidad. Debe cumplirse el mandato popular con eficacia y eficiencia y no con populismo. Esta mesa carece de académicos, (especialmente de las ciencias sociales), que ayuden a discernir en torno a este comportamiento lesivo para toda la sociedad y a las medidas para disuadirlo.