
La inteligencia artificial (IA) está redefiniendo la forma en que operan los gobiernos, ofreciendo herramientas para agilizar procesos, mejorar la toma de decisiones y fortalecer la relación con la ciudadanía. Sin embargo, su incorporación en el sector público plantea un reto crucial: garantizar que su uso sea transparente, ético y beneficioso para todos. En este contexto, el Conpes de IA de Colombia representa un avance significativo, pero también deja en evidencia los desafíos pendientes.
Equidad y responsabilidad
Más allá de la eficiencia administrativa, el uso de IA en el sector público debe responder a principios de equidad y responsabilidad. No se trata solo de acelerar trámites o automatizar respuestas, sino de generar confianza en la ciudadanía mediante sistemas que sean comprensibles y supervisables. La IA no puede convertirse en un filtro invisible que excluya a ciertos sectores de la población o reproduzca sesgos históricos.
Uno de los puntos clave del Conpes es la necesidad de una gobernanza clara sobre la IA. Esto implica no solo establecer normas de uso, sino también garantizar que las decisiones automatizadas sean auditables y corregibles. No podemos permitir que los algoritmos operen sin control humano ni que sus fallos se conviertan en obstáculos para el acceso a derechos fundamentales.
La inteligencia artificial debe ser un instrumento de inclusión y transparencia,
no una caja negra que administre la vida pública desde el anonimato algorítmico
Otro desafío es la capacitación de los servidores públicos en el manejo de estas tecnologías. No basta con implementar sistemas avanzados si quienes los administran carecen de las herramientas para interpretarlos, ajustarlos y, cuando sea necesario, cuestionarlos. La IA debe ser un apoyo para la gestión pública, no una estructura opaca que reemplace el juicio humano.
Participación ciudadana
Asimismo, la participación ciudadana debe ser un eje central en la adopción de la IA en el gobierno. Si los ciudadanos desconocen cómo funcionan estos sistemas o cómo afectan sus interacciones con el Estado, el riesgo de desconfianza y resistencia aumentará. La IA en el sector público debe ir acompañada de estrategias de divulgación y mecanismos de control social.
El Conpes de IA en Colombia es un paso en la dirección correcta, pero la clave estará en su implementación. No basta con declarar principios; es necesario traducirlos en prácticas concretas que garanticen el uso responsable de la IA en el ámbito gubernamental.
Si queremos que la IA contribuya a fortalecer la democracia y mejorar la vida de los ciudadanos, debemos asumir el reto de su gobernanza con la misma intensidad con la que promovemos su innovación. La inteligencia artificial debe ser un instrumento de inclusión y transparencia, no una caja negra que administre la vida pública desde el anonimato algorítmico.
