El pasado 10 y 11 de diciembre en la ciudad de Marrakech, fue firmado el pacto mundial para la migración en la Asamblea General de las Naciones Unidas, logrando un hecho histórico en materia de políticas de cooperación internacional y multilateralismo en beneficio de todas las personas migrantes y no migrantes a nivel mundial.
El pacto constituye el primer acuerdo global que busca gestionar los flujos migratorios, respetando la soberanía de los estados, y aprovechando los beneficios que la migración conlleva, además de proteger los derechos de quienes deciden emigrar hacia otros países.
Según explica la ONU, los estados se comprometen a mejorar su cooperación a la hora de salvar vidas de migrantes, con misiones de búsqueda y rescate, y garantizando que no se perseguirá legalmente a quien les dé apoyo de carácter «exclusivamente humanitario». también prometen garantizar un regreso «seguro y digno» a los inmigrantes deportados y no expulsar a quienes se enfrentan a un «riesgo real y previsible» de muerte, tortura u otros tratos inhumanos.
La imperiosa necesidad de llegar a un hecho histórico como este, se ve enmarcado en un contexto en el que casi 16.800 migrantes han muerto en los dos últimos años en el viaje hacia lo que esperaban sería una vida mejor. la mayoría de ellos, casi 10.500, han muerto en la travesía intentando cruzar el mediterráneo, pero otros muchos han visto truncarse su sueño atravesando el Sáhara, intentando alcanzar estados unidos y cruzando en barco desde el cuerno de áfrica hacia Yemen. Estos por citar algunos penosos casos.
Desde los orígenes de la humanidad, la migración ha estado vinculada a los seres humanos. Sea por motivos de supervivencia, exploración, o cualquier otra razón que impulse a esta acción, las personas debemos contar con garantías mínimas que nos permitan realizar desplazamiento de manera segura y regulada en países de destino, transito y origen. La irregularidad en estos procesos se convierte en caldos de cultivo de mafias de trafico de personas, violación de derechos humanos y exposición a situaciones adversas de los migrantes.
En los países de destino, debe existir garantías que permitan el acceso a derechos básicos tales como la salud y la educación de las personas migrantes. ¿Quienes sino nosotros que hemos migrado como colombianos- y no colombianos- en el exterior, hemos vivido en nuestra propia piel muchas situaciones adversas por la ausencia de garantías de nuestros derechos, complicaciones del sistema administrativo, vacíos legales y otros tantos limitantes para trabajar, estudiar o realizar una vida con normalidad en el extranjero?. En un mundo globalizado y con una migración creciente, es de imperiosa necesidad que se presente de una manera segura, ordenada y regular con el compromiso de todos los estados para la garantía del cumplimiento de los derechos de los nosotros los migrantes a nivel mundial. Por ello este pacto es una nueva esperanza para toda la humanidad.