
El magnicidio ocurrido en Haití ha tenido gran repercusión por la lamentable noticia del asesinato de su presidente Jovenel Moise, al parecer por un grupo de mercenarios que ingresó a su domicilio y cometió el crimen de forma dantesca. Internacionalmente y en especial en Colombia, ha ocasionado gran preocupación, que las autoridades de Haití hayan identificado, que los mercenarios eran principalmente exmilitares retirados del ejército de Colombia.
En tal sentido, a nivel mediático está creando gran controversia versiones sobre cómo fue la contratación de los exmilitares desde Colombia, sus escalas internacionales en República Dominicana, su ubicación en barrio residencial de Haití antes de cometer el crimen y los alcances de su participación en el asesinato del mandatario. En las imágenes de la televisión sobre la captura se mostraban los rostros de hombres próximos a los 40 años, además de la dotación de armas que tenía dispuestas. Finalmente, las cámaras evidenciaban los pasaportes del grupo que constataban que eran de la Republica de Colombia.
Migración colombiana
Estas escenas están creando una pésima imagen para el país y de los connacionales, porque la migración colombiana además de sufrir durante décadas la mala fama por la captura de narcotraficantes y de mulas, en esta oportunidad se mediatiza la detención de exmilitares colombianos presuntamente implicados en un magnicidio horrendo en otro país.
Con esto igualmente, se afectaba la marca país que proyectó en décadas pasadas a la policía colombiana como la mejor policía del mundo y que logró publicitar al general Rosso José Serrano, como el mejor policía del mundo. De hecho, autoridades militares colombianas asesoraron procesos de lucha contra el narcotráfico en muchos países, a la vez que militares retirados de Colombia eran contratados por empresas de seguridad que protegían a personas y entidades en sitios tan distantes como África o Asia. Ahora, la posible participación de exmilitares colombianos en un magnicidio daña la imagen del país indiscutiblemente.
El negocio de mercenarios
A nivel internacional ha sido una práctica común y muy cuestionada la contratación de personas entrenadas militarmente de otros países para cumplir funciones de combate directo más allá de la protección, seguridad y de inteligencia en otros países.
En esta dirección, es importante aclarar conceptualmente el termino mercenario. La palabra mercenario viene del latín merces – edis, «pago» y se refiere a un soldado o persona con experiencia militar que participa en un conflicto en actividades propias de militares en temas como seguridad protección inteligencia o en conflictos bélicos por su beneficio económico y personal. Defiende los intereses de la persona, entidad o bando para el que trabaja. Mientras el mercenario trabaja solamente con ánimo de lucro; el soldado, representa a su nación y tiene la misión de luchar por una causa que es de su comunidad o país.
Convención de Ginebra
Inclusive la existencia de mercenarios se define en el protocolo adicional a la Convención de Ginebra del 12 de agosto de 1949. En la misma relativa a la protección de las víctimas de conflictos armados internacionales (protocolo I, de 8 de junio de 1977), se establece que un mercenario es cualquier persona que:
- Ha sido reclutado o embarcado específicamente con el fin de luchar en un conflicto armado.
- Toma, en efecto, parte directa en las hostilidades.
- Su motivación para tomar parte en las hostilidades es principalmente el deseo por el beneficio personal, y de hecho, se le promete una recompensa material por una de las partes en el conflicto, o en favor de esta que excede de forma sustancial al pago que los combatientes de las fuerzas armadas de dicha parte reciben con similares rangos o funciones.
- No es un nacional de ninguna de las partes en conflicto ni residente de ningún territorio controlado por estas.
- No es miembro de las fuerzas armadas de ninguna de las partes del conflicto, y
- No ha sido enviado por ningún Estado ajeno a las partes en conflicto en cumplimiento del deber como miembro de sus fuerzas armadas.
Actividades ilegales
Cuando las actividades de los mercenarios se contraponen al marco legal nacional e internacional esta actividad pasa a ser delictiva. Es por eso que se requiere que los estados implementen un seguimiento, vigilancia a sus exmilitares y policías cuando sean contratados desde el exterior a fin de que no se involucren en actividades ilegales. De hecho, familiares de los exmilitares colombianos, han manifestado que sus allegados habían sido contratados para actividades de protección vía internet por compañías de seguridad y protección internacional.
Es por ello que la presunta participación de exmilitares colombianos, en el magnicidio de Haití debe impulsar a que las autoridades colombianas, promuevan la vigilancia permanente de las empresas que contratan presencialmente o por internet personas para cumplir funciones militares en el exterior. Inclusive se debe informar a la opinión pública y a las asociaciones de militares, sobre las empresas legales e irregulares que hay en Colombia y pueden operar internacionalmente.
Además, se debe investigar y notificar, sobre la posible existencia de empresas ilegales de seguridad que contratan a exmilitares. Se puede considerar que las empresas privadas, que contratan a personal con experiencia militar y los integran a combates trascienden las funciones de asesoría protección y vigilancia. De allí, que sus empleados militares que vienen del extranjero se pueden clasificar funcionalmente como mercenarios.
