Foto: Banco de España
Las remesas que enviaron los colombianos en el exterior en 2018, evidenciaron un incremento histórico extraordinario, subiendo de US$ 4.500 millones en 2017, a más de US$6.000 millones en 2018. Cada mes a lo largo del año anterior, se marcó un nuevo record. Un ejemplo de incremento, fue octubre del año pasado, donde cifras del Banco de la República confirman que en este periodo entraron al país US$521,7 millones; es decir, 28% más que en 2017. Entre enero y junio de 2018, sólo el Valle recibió cerca de US$384 millones, mientras que a Cundinamarca llegaron US$225 millones; a Antioquia US$224 millones y a Risaralda US$116 millones.
Esteban Piedrahita, presidente de la Cámara de Comercio de Cali afirmó: “El Valle en términos absolutos ha sido el mayor receptor de remesas de Colombia desde que existen estadísticas regionales. En términos relativos (remesas por habitante), sus vecinos Risaralda y Quindío son primero y segundo, y Valle, el tercero. Estos tres departamentos representan 42% de las remesas que recibe el país con solo 13% de la población nacional”. Resalta que después de Estados Unidos y España, de donde proviene el grueso de las remesas, Chile es el país de donde llegan más recursos a las familias del Valle y algunos afirman que ahora es el nuevo sueño de los emigrantes.
El Banco de la Republica de Colombia, señala que el incremento de remesas, se debe al mejoramiento de la economía de los principales países con connacionales y donde el desempleo cae, como Estados Unidos, Inglaterra, España. De hecho, se ha incrementado el empleo en sectores como el de servicios donde la mano de obra migrante es importante. También, se consolidan destinos de salida de colombianos como: Chile, Argentina, Brasil, Ecuador, Panamá y México, entre otros, permitiendo que hayan ingresado más dinero al circuito de remesas que llegan al país.
Dentro de los fenómenos de mejora laboral, se puede especificar a Estados Unidos y España. En USA, la tasa de desempleo está en mínimos (3,7% a noviembre), lo que permite que en el mercado se pueda demandar, más mano de obra extranjera. El Departamento de Trabajo estadounidense, indica que la tasa de desocupación de los migrantes ha bajado al 4,1%. Siendo los extranjeros el 5% de la fuerza laboral de ese país. En España, el desempleo en 2018, llegó a 14,55%, muy inferior al 20% que se registraba en el 2016. En el país ibérico el desempleo de los inmigrantes bajo de 22% en el tercer trimestre de 2017 a 20% un año después.
Plantea el Banco de la República, que, si hay incremento de remesas, es porque los connacionales tienen ahora más capacidad de enviar dinero. Esto porque el número de colombianos en el exterior no se ha incrementado (se estima que son unos 5 millones). Igualmente, se reconoce que desde Venezuela los envíos se han reducido espectacularmente por la crisis económica, devaluación del Bolívar y retorno de muchos colombianos. Por lo tanto, los envíos desde otros países han compensado esta disminución de remesas del país Bolivariano.
En general, según el Banco Mundial, la recuperación económica de muchos países hace que las remesas estén creciendo en todo el mundo y, en su más reciente informe sobre Migración y Desarrollo, valora que, en el 2018, las cuentas podrían llegar a US$528.000 millones, con un crecimiento de 11%. En el caso de Colombia, el aumento estimado por el BM es de 15,7%, lo que equivale a 1,9% del PIB. De otro lado, si el monto total de remesas que se ha calculado para 2018 se convierte a pesos, teniendo en cuenta la tasa de cambio promedio registrada este año –$2.940–, implica que por este concepto el país recibirá $18,7 billones, más de lo que se esperaba recaudar inicialmente con la ley de financiamiento (la meta era $14 billones).
Es importante analizar que, aunque Estados Unidos es desde donde llegan más recursos, los montos promedios más altos vienen de Inglaterra, con remesas de US$406, seguidas de las que llegan de España, US$313, lo que se explica por la fortaleza de sus monedas frente al dólar. Valga mencionar que, en cuanto a la modalidad de envío, 68% llegan como giros electrónicos para ser pagados en ventanilla y 31% como abono a las cuentas de ahorro de los receptores. Esto sucede porque muchos de los beneficiarios no están bancarizados, dado que las comisiones de los bancos suelen ser más elevadas.
Es un hecho a subrayar que el aumento de remesas, además de incrementar positivamente el PIB, tiene un impacto en el consumo y en la reducción de la pobreza de los hogares receptores. De hecho, con la devaluación del peso frente al dólar y al euro, los beneficiarios de remesas han contado con más recursos disponibles. Es el caso del Valle del Cauca, el principal receptor de remesas del país, donde el valor en pesos recibidos por los hogares durante 2013-2017, se duplicó de $2,2 billones a $4,6 billones, según cálculos de la Cámara de Comercio de Cali.
El incremento histórico de las remesas, evidencia que los colombianos que residen en el exterior, cada vez serán una fuerza mayor para la economía nacional. Una razón es la mayor cotización del dólar, actualmente a $3.000 en promedio. Ello se convierte, en un incentivo fuerte para el envío de remesas. Por su parte, en Colombia el aumento de las remesas permite que las familias puedan aumentar su consumo e invertir más en sus necesidades, resultando los mercados de bienes y servicios los más beneficiados. Se ha notado incremento de demanda de bienes básicos, como alimentos y productos de primera necesidad, pero también bienes durables, como electrodomésticos.
El Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla), sostiene que el efecto final de estos giros es mucho más positivo que negativo. Esta entidad plantea que esos recursos llegan a los hogares de menores ingresos, permitiéndoles superar la línea de pobreza e invertir en capital humano (salud y educación). Mayoritariamente los migrantes al tener desde una educación básica o intermedia, no constituyen para el país una avalancha de fuga de cerebros. Estudios del Cemla sostienen, que la mayor parte de los destinatarios, son padres o cónyuges de los migrantes y por lo tanto las remesas no se convierten en dinero para financiar la ociosidad. Estas se invierten en hijos o nietos del trabajador del exterior. Todo ello, hace de las remesas un instrumento para mejorar, no sólo la situación de las familias, sino también al mercado y a disminuir la desaceleración económica.