El pasado 17J la sociedad colombiana dilapido la oportunidad de cambiar políticas de desigualdad e injusticia por otras ya probadas en Bogotá, que trajeron dignidad y equidad para los más vulnerables.
Pudo el miedo, la mentira y la manipulación a una parte de la población que en su ignorancia cree todo lo que dice el pastor o el patrón. Y otra que en medio de su miseria vende el voto. No son más lo que quieren la impunidad y la guerra, pero si han detentado el poder y han pervertido todas sus instituciones, manejándolas para sus intereses, con la idea de perpetuarse. Seguramente una alternativa como la que propone Colombia Humana al país, a la oligarquía le da mucho miedo por la pérdida de sus privilegios exacerbados, pero sobre todo porque su impunidad acabaría, porque para conservarlo todo les ha válido todo.
El fraude estuvo presente todo el tiempo, no se ha querido modernizar ni auditar los sistemas e instrumentos de elección porque conviene al status quo que todo siga igual, para aprovecharse y modificar resultados, además de la alteración premeditada de los formatos E14 de conteo, mil patrañas que se desconocen y que dan asco, manchando la democracia, porque en Colombia no se cabe hablar de transparencia democrática en las elecciones.
Duque no es el presidente, Duque es un títere, en realidad quien mandará es Uribe, que se jugaba mucho, cual era que: el país conociera sus delitos y la verdad, por eso mintieron y mienten cuando dicen que la Justicia Especial para la Paz era para las FARC; MENTIRAS, se firmó para todos y ahora que llegan al gobierno la cambiarán con esa mentira que traga la gente que no verifica la información que los medios de comunicación lacayos de poder repiten como loros, una y otra vez.
La JEP es para todos los delitos atroces de todos los actores del conflicto armando. Los funcionarios del estado cometieron barbaries como fue el asesinato sistemático de jóvenes, para hacerlos ver como guerrilleros, lo hicieron militares por orden superior para mostrar resultados en la lucha antiguerrillera del Estado. Ese responsable político fue Álvaro Uribe Vélez; ocurrió en su mandato. Uribe no quiere la verdad y condena al silencio a la sociedad, que la convierte en cómplice de estos abominables hechos.
En la JEP, estos delitos de lesa humanidad con el conocimiento de la verdad, tiene garantías para los militares que los realizaron. Con la modificación de la JEP los condena y sacrifica a la justicia internacional y seguir viviendo en la mentira; a la sociedad a no conocer la verdad y por lo tanto la reconciliación se aleja de la posibilidad de convivencia. Sin verdad no hay reconciliación posible.
Efectivamente, van a hacer trizas la paz. El cambio se aplaza, nos espera una resistencia a las organizaciones sociales, a las organizaciones políticas alternativas, sin lugar a dudas ya nada será igual. Ocho millones de votos y personas movilizadas, con mayor coordinación para resistir políticas lesivas a los intereses populares y al medio ambiente, no va a ponérselo fácil al Uribismo. Pero sobre todo queda un trabajo inmenso por ganar en consciencia ciudadana, quitando miedos a conocer la verdad y a cambiar, dejando de elegir verdugos.
La consulta anticorrupción será una gran oportunidad para demostrar que ya nada será igual, no hemos perdido, hemos aplazado nuestros sueños de dignidad y equidad, porque falta llegar a la gente que no vota, la que no cree ya en nada, falta trabajo en las bases y falta organización.
Nadie dijo que fuera fácil, hemos podido llegar con el candidato alternativo vivo a la segunda vuelta y eso en Colombia ya es mucho.