“Construyendo paz con equidad desde Nariño”
La intervención Construyendo Paz con Equidad desde Nariño es una iniciativa de trabajo entre la Fundación Humanismo y Democracia H+D y el Centro de Investigación y Educación Popular CINEP, financiada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo – AECID. Este proyecto tuvo como objetivo visibilizar, fortalecer y ampliar las capacidades de las mujeres campesinas e indígenas y de sus organizaciones en diez municipios de Nariño, para que aporten de manera decisiva a la transformación de realidades concretas en sus comunidades, a la construcción e condiciones de justicia económica y a la restitución de derechos en un horizonte de posacuerdo, como vía para la construcción de paz en Nariño, Colombia.
En el marco de esta intervención se escribió y publicó un libro de relatos titulado Cartas desde el Macizo Andino Nariñense. Esta libro nace con la intención de abrir una ventana a las realidades de un país que ha sido construido hacia afuera a partir de relatos distantes, camuflajes, balas y guerra; lejanos a los que se gestan en los territorios, a la esperanza que ha sabido hacer nido en el corazón de los colombianos y de las colombianas, a la resistencia que emerge en el campo, que como buena semilla florece fuerte y soberana. Este libro ha pretendido mostrar desde otro lugar los esfuerzos locales, regionales e institucionales que dieron lugar entre el año 2015 y el año 2019, para fortalecer procesos organizativos de base de mujeres que en su devenir se han caracterizado por ser agentes de iniciativas genuinas de construcción de paz.
El libro ha sido pensado para contextualizar la región en la que tuvo incidencia Construyendo Paz con Equidad desde Nariño; además, recopila una serie de relatos construidos a partir de entrevistas realizadas a hombres y mujeres que acompañaron la intervención, desde distintos lugares y procesos, en estos 5 años de ejecución.
Ayda Margoth Cabrera Vázquez – Defensora de Derechos Humanos
Comité de Integración del Macizo Colombiano – CIMA
El Convenio Construyendo Paz con Equidad desde Nariño, llegó a fortalecer lo que ya veníamos caminando y frente a lo que teníamos dificultades; en la parte presupuestal, nos dio la posibilidad de acelerar lo que venía a paso lento, lento, lento pero que estaba allí, por ejemplo, en el proceso de mujeres con lo del enfoque de género, habían semillas pero indudablemente si no hay un presupuesto, no se puede avanzar, nosotros no teníamos posibilidades para encontrarnos, para hacer talleres, para hacer asambleas, para diseñar los planes que se hicieron en torno a la agroecología y así se pueden citar otras cosas, el punto es que a través del Convenio nos fortaleció la capacidad para encontrarnos, para crear propuestas y poder revisarlas no solo internamente sino también desde afuera. Es decir, sí se fortalecieron las organizaciones sociales de base, las capacidades técnicas y las capacidades de las mujeres que hacen parte de esas organizaciones.
La defensa de los Derechos Humanos se hace en territorio, y aquí estamos sembrando liderazgos que sean capaces de defenderlos, y en esa siembra somos conscientes que hay un rol que debe reivindicarse, es de la mujer campesina, que históricamente se ha desempeñado como madre cabeza de familia, pero también con todas las responsabilidades que como agricultora desempeña en su territorio y la cantidad que por ende tiene, ellas ejercen esa maternidad que no solamente protege a la familia sino que también protege a la comunidad, a través de las labores que realiza diariamente. Entonces ¿qué buscamos?, fortalecer las capacidades políticas de la mujer campesina, para que más allá de la familia, más allá de ese trabajo que tiene en su día a día, sea un ser social, que aporta, que opina, que propone, para hacer incidencia no solamente dentro de su familia, sino también para hacer incidencia dentro de su comunidad a través de la participación; por ejemplo en la mesa municipal de mujeres, para las chicas que todavía son jóvenes en la mesa municipal de jóvenes, o en el consejo de jóvenes y de ahí también el fortalecimiento de sus capacidades, para ser delegadas a la mesas locales y a las departamentales.
Aura Lucía Moreno Cerón. Red Social de Familias Lorenceñas, Las Gaviotas. Comité de Integración del Macizo Colombiano. Pastoral Social de la Tierra
La llegada del Convenio Construyendo Paz con Equidad desde Nariño, nos ayudó a que se fortalecieran procesos y se consolidaran aprendizajes, por ejemplo, pudimos participar de mercados campesinos, asistir a las Mindalas, ver cómo funciona la economía solidaria, intercambiar alimentos de las tierras frías, por los alimentos de nuestras tierra; han habido también otros procesos relevantes, como los campamentos de jóvenes o la formación en temas de género, porque en mi caso, yo no entendía bien algunos conceptos de género, no sabía por qué pasaban ciertas situaciones de desigualdad y con la formación aclaré esto, pude entender que son personas a las que se les debe garantizar la vida digna, porque ellos y ellas sufren mucho por los juicios de la sociedad y se les vulnera violentamente sus derechos; otro tema que me movilizó fue el de cultura de paz, porque me dejó ver que todo lo que hacemos, también es construcción de paz.
Nidia Elcy Rivera Potosí. Mujer Campesina. Comité de Integración del Galeras – CIGA
En este tipo de procesos también se aprende a conocer los derechos que tenemos como mujeres, a no ser maltratadas ni psicológica ni físicamente, a tener en cuenta nuestras leyes, eso ha sido bonito, permite conocer experiencias de otras compañeras, un día una de ellas tomó la palabra y dijo; -mi marido me pega y él no quiere que venga a estos talleres-, lo expresó con lágrimas, -pero yo vengo a pesar de los reproches o reclamos, yo estoy aquí porque me doy cuenta que yo valgo la pena-; ese fue un momento donde todas con lágrimas en los ojos pudimos darnos cuenta que esos talleres valen, porque ayudan a sacar lo que uno tiene dentro, son espacios en los que uno puede hablar y aprende a escuchar.